El libro “Orientaciones astronómicas en la arquitectura maya de las Tierras Bajas” que fue presentado en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) confirma en un nuevo estudio de arqueoastronomía que las fechas marcadas por el Sol en los edificios mayas coinciden con festividades vivas.
Las mediciones precisas son reveladas en el material que determinan las orientaciones astronómicas de casi 300 edificios ubicados en 87 sitios arqueológicos como Yucatán, Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Petén (Guatemala).
El 80 por ciento se refiere a salidas y puesta del Sol en diferentes fechas, aquí no figuran los equinoccios propuestos en diversas hipótesis, de acuerdo a los autores: los arqueólogos Iván prajc y Pedro Francisco Sánchez Nava.
Para todo aquel estudioso de la antigua astronomía maya, este libro contiene datos relevantes de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y documenta la coincidencia de las fechas marcadas por el movimiento del Sol en edificios prehispánicos con festividades agrícolas celebradas en algunas comunidades de la actualidad.
Algunas de las ciudades en donde se identificaron los templos, construcciones y edificaciones fueron: Chichén Itzá, Dzibilchaltún, Ek’Balam, Bonampak, Palenque, Yaxchilán, Calakmul, Edzná, Jaina, El Tigre, Tulum, Cobá, Dzibanché, Comalcalco, Pomoná, El Mirador y Tikal; cabe destacar que estos servían como residencias de alto rango y edificios administrativos.
Los resultados arrojaron lo siguiente: predominan las orientaciones que registraban las posiciones del Sol en ciertas fechas, pero también se identificaron alineamientos hacia los extremos de Venus y de la Luna y posiblemente hacia las salidas o puestas de la estrella Fomalhaut.
Las fechas destacadas son del 12 de febrero y el 30 de octubre en donde se marcan las salidas del Sol alrededor de las 12 del día. Es probable que estas fechas delimiten algún ciclo agrícola canónico o ceremonial. Los investigadores, prajc y Sánchez Nava, afirman que las dos fechas coinciden con el inicio y el fin del ciclo agrícola, pero la distancia entre ambas es de 260 días: intervalo múltiplo de 13 y de 20 equivalente a la duración del ciclo sagrado maya: Tzolkin (la cuenta de los días).
Estos datos arqueoastronómicos fueron contrastados con resultados matemáticos con información etnográfica, histórica e iconográfica, además también fueron clasificados por grupos.
Además, dentro del análisis también se confirmó que en febrero y entre finales de octubre y principios de noviembre muchas comunidades actuales celebran ceremonias agrícolas importantes; esto coincide con las alineaciones que marcan las salida o puestas del Sol.
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