Arqueólogos han descubierto un paisaje lunar debajo de la Plaza de la Luna

México tuvo una de las culturas más refinadas y misteriosas en la antigüedad, los teotihuacanos, quienes construyeron la Pirámide del Sol con relación a una cueva en forma de flor de cuatro pétalos ubicada debajo de la pirámide. Los criterios prioritarios para guiar dicha construcción se basaron en lo cósmico, lo ritual y en general lo religioso, los mismo que también fueron considerados para construir la ciudad por completo.

En “el lugar donde los hombres se convierten en dioses”se siguen encontrando pistas maravillosas. El último descubrimiento fue bajo el suelo de la Plaza de la Luna en la que yace una especie de instalación que emula la superficie lunar. En el mismo sitio se han descubierto cráteres, estelas lisas de piedra verde y conductos que simulaban al universo.

Verónica Ortega Cabrera, directora del proyecto de investigación, explica que, “nos encontramos frente a un nuevo ombligo de la ciudad, frente a un nuevo centro cósmico”.

Dicha alusión se encuentra frente a la Pirámide de la Luna en un área de 25 metros cuadrados, en donde también se encontraron diez pequeños altares.

Se han identificado más de 400 oquedades usadas a lo largo de cinco siglos, pequeños hoyos de 20-25 centímetros de diámetro y cuyas profundidades oscilan los 30 centímetros; éstos se hallan en toda la extensión de la plaza, aunque se concentran más en ciertas áreas. En muchos de ellos había piedras de río, traídas de otro lugar.

Los arqueólogos encontraron que anteriormente en esta estructura hubo otra subestructura construida debajo de la plaza; las alusiones a la luna representan, según los arqueólogos, la parte subterránea que conectaba su mundo al inframundo en el terreno teotihuacano.